miércoles, 13 de abril de 2011

Baños, cines, saunas, estadios. (Parte veinticuatro)

Otros territorios

¡Sorpresa!

-Yo iba seguido a una disquería en Rua Augusta, - cuenta Carlos, - ya me había hecho conocido del lugar y hablaba bastante con los encargados. Al lugar iba siempre un músico que formaba parte de uno de los grupos de rock más conocidos de esa época. Uno de los empleados de la disquería, que era del circuitonuestro, me dijo que yo le gustaba al músico. A mí también me interesaba, así que nos arregló un encuentro en una habitación que había en el piso superior de la disquería.

Llegado el día de la cita, cuando ya estábamos en la habitación, me dijo que lo espere un momento que ya regresaba y entró al baño. Estaba tardando mucho, yo ya me estaba impacientando. De repente salió todo vestido con lencería erótica de mujer, bombacha y corpiño con puntillas, medias con ligas y un desabillé transparente, rematando con unos zapatos de taco alto inenarrables.

Yo, que ya estaba esperándolo en la cama, me quedé paralizado. Se subió a la cama con zapatos y todo. Entonces fue mi turno de pedirle un momento. Él habrá creído que yo también me iba a montar. Fui al baño, me vestí y salí rápido sin darle tiempo a reaccionar. Como la llave había quedado en la puerta, la saqué y cuando ya estaba fuera, cerré con llave, la quebré dentro de la cerradura y le pasé el pedazo quebrado por debajo de la puerta.

No lo vi nunca más.

Honestidad brutal

Ahora era Raul quien retomaba el relato. - Conocía a un tipo lindo. Muy varonil. Lo conocía porque trabajaba en la empresa de aviación VASP y lo veía siempre en el aeropuerto donde yo trabajaba. Las mujeres, compañeras de trabajo, se desmayaban por él. Ernesto, que trabajaba en VARIG y era mi amigo allí en el aeropuerto, un día lo vio, en la Avenida República del Líbano, en el parque Iburapuera, que era un punto de nuestro puterío, con un levante.

Pero esa noche, además, llegó la policía. En ese momento, el lindo, estaba de rodillas, con el pantalón bajo, entregando.

-‘¿Qué estás haciendo?’, le pregunta el policía.

El tipo, muy serio, le responde:

-‘Estoy entregando el culo. ¿No ves?’

Fue tan categórico, aplomado y convencido en la respuesta que el policía se fue sin decir palabra.

El lindo aprovechó la confusión, se vistió y se fue sin que lo detengan.

(Continuará)

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