martes, 12 de abril de 2011

Baños, cines, saunas, estadios. (Parte veintitrés)

Caza talentos

-A Osvaldo L., uno de esos personajes que descubren talentos futbolísticos, lo conocí en el cine Barão. Pero recién comencé a hablar con él un poco después, cuando lo encontré bastante seguido en el cine Arouche - nos relata Raul. - Era un tipo raro, hablaba todo el tiempo de fútbol y de la federación espírita de San Pablo, y solo de eso.

Este Osvaldo era un hombre gordo, todo redondo y peludo, era lindo. Además tenía una pija enorme. A mí me gustaba mucho, pero yo a él no le gustaba: yo ya no era tan joven y no era flaquito, nunca fui flaco. Y a él le gustaban así: bien jovencitos y flaquitos.

Cuando nos hicimos amigos me contó de su trabajo, que era el de buscar nuevos talentos de fútbol por el interior del país. En esos años, los ochenta, ya había encontrado varios, y muchos habían ingresado a clubes importantes de San Pablo, Rio y Minas Gerais. Los descubría y con sus contactos los llevaba a probarse como futbolistas, pero la condición que les ponía a todos para presentarlos a los clubes, era que se tenían que acostar con él.

Me contó que se cogía a todos los chicos que presentaba, claro, todos eran bien flaquitos y jovencitos. Como casi siempre los futuros futbolistas ponían algún pero a su requisito, primero entregaba él, dejaba que se lo cogieran, pero decía que no le importaba, porque la mayoría de los pibes tenía pija chica. Después era su turno y los pibes se la tenían que aguantar.

Una vez, cuando ya hacía algún tiempo que éramos conocidos y nos veíamos bastante, me invitó a su casa, para tomar algo y conversar. Me mostró todo el departamento y al llegar al baño, donde tenía un jacuzzi enorme, me dijo ‘éste es para enfiestarse con las futuras estrellas de fútbol’.

(Continuará)

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