miércoles, 28 de septiembre de 2011

Yo me había imaginado una porno...

Fuimos con Raul a participar de un debate sobre el proyecto de matrimonio igualitario aquí en Brasil. El proyecto lo impulsa un diputado socialista, Jean Wyllys, que llegó al Congreso de una manera bien particular. Jean Wyllys es periodista y tiene una maestría en lingüística. Como tema de su doctorado eligió los reality shows, y se anotó en Gran Hermano para, de entrar, hacer allí el trabajo de campo. En su ficha de inscripción no decía esto, claro, pero sí decía que es gay y por eso, entró al programa en 2005.
Contra todos los pronósticos, ganó esa edición del juego.
Ahora es diputado nacional por Rio de Janeiro e impulsa la reforma constitucional -que aquí es necesaria- para que el matrimonio igualitario entre en vigencia.
En el debate posterior a la exposición algunos de los presentes –gays y lesbianas del ala más radical del PSOL, su partido- cuestionaban la necesidad de reclamar la institución matrimonial para el colectivo. Entre sus puntos de vista mencionaron que la "cuestión LGBT" es solo un gran negocio; que el casamiento (nombre que recibe aquí) es una institución burguesa; que el formato patriarcal y monógamo no tiene nada que ver con las formas de relacionamiento de las personas LGBT, etc.

Notable.

Así como Bruno Bimbi cuenta en su libro sobre el matrimonio igualitario en la Argentina que una parte de los militantes LGBT –encabezados por la CHA- se oponían a la ley de matrimonio, aquí, estos militantes, no consiguen distinguir los alcances de establecer en la agenda política local un debate que visibilice a una comunidad que es blanco de un odio que no encuentra comparaciones. Brasil, según un informe elaborado por activistas LGBT y publicado en la revista Caros Amigos, ostenta el mayor índice de crímenes por odio sexual en el mundo. Frente a esto, cualquier intento que ayude a debatir esta realidad, es bienvenido.

Así como la aprobación de la ley en Argentina permitió que hoy se esté debatiendo la ley de identidad de género, el incorporar en la agenda política de Brasil la realidad de las personas LGBT permitiría que se reflexiones sobre la violenta cultura de odio y marginación que se expande a lo largo y a lo ancho de este país-continente.

Recientemente la presión de las iglesias evangélicas obligó al gobierno de Dilma Rousseff a retirar una campaña de educación sexual impulsada por su Ministerio de Cultura y Educación. Invisibilizando una vez más la existencia de las diferencias.

Por supuesto que no significa lo mismo el matrimonio (o casamiento) para una sociedad con fuertes raíces judeo-cristianas que para el colectivo LGBT. Eso nadie lo discute. Pero de lo que se está hablando aquí y ahora es de equiparación de derechos y de reconocimiento a la diversidad.

Uno de los asistentes al debate llegó a argumentar que la conducta de muchos homosexuales en los saunas estaba reñida con la intención de buscarse la aprobación de una modificación que permita la unión en casamiento de dos personas del mismo sexo. Imposible el debate. No pueden trascender de la anécdota.

Y hablando de anécdotas, en la última fiesta de Osos me encontré con un lindo ejemplar de Osito que hacía bastante que no veía. Nunca habíamos tenido nada y era hora de corregir eso. Fuimos a su casa y cuando los preliminares estaban en su mejor momento me pregunta:

- ¿Te molesta si pongo una película?

Yo, que me entusiasmé imaginando que pondría una porno, respondí:

- No, claro, adelante.

Encendió el televisor y en el DVD ya estaba lista la película motivadora. Cuando comenzaron a sucederse las imágenes yo no podía salir de mi asombro. La película que había puesto para inspirarse y calentar un poco más la situación era Star Wars…

domingo, 18 de septiembre de 2011

El chico de la tapa...

... tiene algunos asuntos pendientes... Canta Fito Páez

Y me acordé ahora de esa canción vieja de Fito porque soy la tapa de la Revista Bear+Magazine de aquí de Brasil (San Pablo, para ser más exactos). Y acá está.



En las páginas interiores hay más fotos.
Los que quieran bajar el pdf es acá.

Gracias a la gente de la Revista.

viernes, 16 de septiembre de 2011

A mí los pobres me dan gases

- Yo podría estar entre los demandantes en La Haya.
- ¿De qué demandantes hablás?
- Los que están demandando judicialmente a Benedicto XVI y sus secuaces de la iglesia romana, acusándolos de haber cometido crímenes de lesa humanidad.
- ¿Te parece Nene? ¿Vos qué tenés que ver?
- Los acusan de, esperá, te leo, tener “responsabilidad directa, por haber tolerado y hacer posible el camuflaje sistemático y extenso de violaciones y crímenes sexuales contra niños en el mundo entero". Digo. Yo era menor de edad cuando tuve la historia con el cura alemán.
- Sí. Pero a vos te gustaba.
- ¿Qué tiene que ver el culo con la mermelada?
- ¿Qué decís?
- A mí me gustaba, claro, pero él era el adulto. Además el otro cura, el viejo que lo trajo a su parroquia, sabía que el cura que estaba trayendo había tenido otras historias y problemas con menores en más de un país de Europa. Eso me lo contó el propio cura alemán.
- Ahí es otro cantar. Un cura, que trae otro cura, que ya había tenido sexo con menores. Es como un plan sistemático: cura pedófilo, lo cambiamos de lugar y listo.
- Parece... Pero cambiemos de tema mejor. Me regalaron para mi cumpleaños un libro de lo más interesante.
- Contá, dale.
- El libro aborda temas de los más variados, de lo policial a las historias románticas, pasando por historias de viajes y demás. Un buen libro de cuentos. Lo extraordinario es el autor. El tipo escribió entre el 1900 y 1920, de sus 20 a sus 40 años. El detalle que escribía acá en Rio de Janeiro, que había abolido la esclavitud hacía poco más de una década y él era mulato. Ya todo un tema. Pero no solo era mulato, además, era anticlerical, gordo y homosexual.
- Bueno, no las tenía todas con él, ¿no?
- Para la sociedad de esa época no, claro. Para mí está perfecto, je. ¡Todas virtudes! Era todo un personaje. Trabajaba en un diario y salía al atardecer de la redacción. Cuando ya era famoso se juntaba un grupo de gente en la puerta del diario para esperarlo salir. Él, para provocarlos se vestía de la manera más llamativa posible. En 1900 salía vestido con trajes de colores chillones como para no pasar desapercibido. La gente que lo esperaba en la vereda, cuando salía empezaba a gritarle: “Bicha, bicha”. Que es algo así como “Maricón, maricón”. Y él, de lo más contento. Además, como era un escritor y periodista polémico confrontaba con todo el mundo y cuando sus detractores querían atacarlo le decían cosas como “montaña de grasa con ojos”.
- ¿Cómo se llama?
- Se lo conoce por uno de sus pseudónimos, João do Rio. Su nombre era Paulo Barreto, pero firmaba como con diez pseudónimos diferentes. El más conocido es con el que pasó a la historia. Además, por su pluma filosa, logró finalmente ser aceptado en los exclusivos círculos de la clase alta vernácula y sus cuentos retratan con una crueldad tremenda los ámbitos que lo recibían. Además, era de los que frecuentaba tanto el jet set de la época como los lugares más sórdidos buscando material para sus historias. Pasaba de los salones elegantes de la alta burguesía o los alrededores del puerto buscando encuentros escabrosos, sin escalas.
- Interesante. ¿Estará traducido algo al español?
- Ni idea… Mientras lo leía me acordé de un amigo que conocí en Buenos Aires hace unos diez años, Carlitos. Un personaje. Fue el que me hizo el primer puti tuor por la ciudad.
- Puti tour, ¿qué es eso?
- Yo vivía en Luján, ¿te acordás?
- Sí.
- Bueno. A poco de comenzar a frecuentar las fiestas de Osos en Buenos Aires me hice amigo de Carlos y una tarde fui a encontrarme con él y me llevó a conocer todos los lugares gays: bares, restaurants, zonas de yire, etc. de Buenos Aires. Todo se circunscribía a la zona norte de la ciudad. Ese era su tour por el putódromo de la ciudad. Cuando le pregunté si no había otros circuitos, que no fuesen en zonas elegantes, me respondió: “No tengo idea. Y si hubiera, no iría, porque a mí los pobres, me dan gases”.
- ¡Qué aparato!