miércoles, 3 de octubre de 2012

Última travesura nocturna de un gatito atrevido


Durante muchos años Raul vivió en el barrio de Ipanema, el que hiciera famoso en los años 60 aquella garota. El edificio tiene seis departamentos por piso y, en el cuarto, donde él vivía, entre otros, lo compartían dos adorables viejecitas que juntas sumaban casi 160 primaveras.

En los años noventa llegó al edificio, y al cuarto piso, un gerente de la (hoy todopoderosa) petrolera brasilera Petrobras. Para el ojo desnudo de los vecinos era un señor de mediana edad soltero, o viudo, o separado; vaya uno a saber. Pero para el ojo entrenado de Raul era uno más del selecto club de los hombres que van y vienen compartiendo un secreto. No había duda que aquella Coca Cola era Fanta.

A poco de haberse mudado comenzaron a llegar de visita al 4° C, donde vivía nuestro gerente, una sucesión ininterrumpida y muy variada de negros bonitos. De no haber sido un señor caucásico, podría, como hicieran tantos, haberlos presentado como sus sobrinos. (Cuenta la leyenda que, a la salida de una función de gala en el teatro Colón de Buenos Aires, Manuel Mujica Laínez se encuentra con un conocido, señor maduro él. Al saludarse, el señor maduro le presenta a Manucho al apuesto muchacho que lo acompañaba, diciendo ampulosamente y sin tapujos: Mi sobrino. A lo que el lenguaraz escritor le responde: ¿Tu sobrino? ¡Qué notable! Hace tres meses era mi sobrino.)


Fue por entonces que las dos adorables viejecitas comenzaron a comentar que, por las noches, un gato se escapaba de alguno de los departamentos, maullando insistentemente, y que su dueño lo llamaba: “Mishhh, mishhh, venga gatito con su papito, venga gatito, vuelva para casa; papá tiene algo para darle que le va a gustar.” Perturbando así el silencio de la noche y su descanso. Preguntaron en el piso si alguien era el dueño del travieso gatito, pero nadie se hizo cargo de los ruidos nocturnos.

El episodio se repitió lo suficiente como para que las dos adorables viejecitas elaboraran un plan para resolver la cuestión. Los ruidos molestos del gato y su dueño siempre se producían de noche, cuando las luces de los pasillos están apagadas; las vecinas, temerosas de la oscuridad, no tenían coraje de salir solas, de a una, a poner fin al barullo. Entonces programaron que, la próxima noche que oyesen los maullidos del gatito y a su dueño llamándolo, se llamarían por teléfono y saldrían al unísono, encenderían la luz del corredor y pondrían fin a las travesuras del gatito.


Pacientemente aguardaron, los oídos atentos, hasta que llegó la noche esperada. Al oír los maullidos y las llamadas en la oscuridad, sincronizaron sus movimientos por teléfono y juntas salieron al pasillo. Al encender las luces la sorpresa fue mayúscula. Totalmente desnudo, en posición de cuatro, el gerente de Petrobras gateaba y maullaba mientras uno de los negros bonitos que habían visto tantas veces ingresar al 4° C, totalmente desnudo también, lo llamaba para que volviese al departamento donde, seguramente, le daría un correctivo ante su indisciplina.

Pero las adorables viejecitas no se quedaron solo pasmadas. Comenzaron a insultar al vecino, llamándolo de “puto sinvergüenza, maricón atorrante”, como si fuesen dos enojados camioneros. El negro en silencio reculó hasta el departamento y el gerente siguió gateando, ya sin maullar, hasta ingresar al 4° C.

Cuando se cerró esa puerta se acabaron las travesuras nocturnas de aquel gatito atrevido.



16 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog.

Cuidate.

Damián

Osofranco dijo...

Gracias Damián.

Me cuido.

Anónimo dijo...

Felicitaciones me encanta el Blog y el Bloggero! jejeje ABZ

Peto

Anónimo dijo...

Deliciosa historia,gracias

Sancho Antonio

Osofranco dijo...

Gracias Peto.
Me alegra que te guste el blog.

Por lo del bloguero te puedo recomendar un buen oculista. jeje.

Saludos.

Osofranco dijo...

Gracias Sancho

Abrazos!

Anónimo dijo...

Fran ! esta buenisima!!!!


Lilián

Osofranco dijo...

Gracias Lilián!

me alegra que te haya gustado.


Besos!

Anónimo dijo...

Me gusta mucho.

José Rosales
desde Panamá

Osofranco dijo...

Gracias José!

Anónimo dijo...

"No había duda que aquella Coca Cola era Fanta", jejeje. Gran frase.

La imaginación Osuna

Anónimo dijo...

Leí un poco de tu blog. Esta bueno, lo voy a seguir leyendo en casa. Abrazo.

Diego

Osofranco dijo...

Gracias Imaginación Osuna.
La frase se la robé a Raul.

Abrazo!

Osofranco dijo...

Gracias Diego.

Me alegra que te hayas sumado.

Espero que lo disfrutes!

Rafa007 dijo...

jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

no podes!! ...son las 3 am. y no paro de reirme, voy a despertar a mis vecinas ...como el gatito traba!


che, y a manucho, ...le media el gaydar??

sos genial! abrazooo

Osofranco dijo...

Gracias Rafa!

Y si despertás a las vecinas con las carcajadas, bien despiertas están.

Abrazo!