Durante algunos
años de mi vida (ahora creo que más que los aconsejables) viví en parroquias.
Había estudiado
para ser cura y, definitivamente distanciado de la jerarquía católica, acepté
vivir y trabajar como laico en una parroquia de un pueblo de la provincia de
Buenos Aires, donde los curas tenían una visión del cristianismo semejante a la
mía.
Esa visión -abierta,
participativa, democrática- hacía que
numerosas personas se acercaran a esa iglesia para sumarse a la propuesta de
trabajo y que la casa parroquial estuviera siempre poblada de entusiastas
creyentes que hacían parte del proyecto.
En el orden
doméstico, la casa era mantenida (limpieza, compras, etc.) por dos solteronas,
las hermanitas Caricato. Un día a la semana, que los curas usaban como su día
libre, ellas tomaban posesión de la casa y del templo y comandaban la tarea a
ellas confiada.
Se sentían un
poco dueñas.
El cura párroco
frecuentemente viajaba para dar cursos por el país y por América Latina.
Quedaban a cargo de todo los dos curas jóvenes. Un verano el cura viajó y la
casa parroquial sumó, al clima tumultuado de la actividad habitual, la
presencia constante de un importante grupo de jóvenes que se amanecían en la
casa parroquial entre mates y guitarreadas.
La noticia
circuló rápido por el pueblo y las hermanitas Caricato, celosas de su
territorio, llamaban frecuentemente para ver si los padrecitos necesitaban
algo. Siempre llamaban de día, pero un día llamaron cerca de la medianoche. Éramos
unas veinte personas allí reunidas, haciendo lo que de costumbre. Atendió uno
de los curas.
- ¿Padre Enrique? –
Preguntó la más joven de las solteronas.
- Sí.
- Llamábamos para
ver si necesitaban algo.
- Gracias, no… Pero
son casi las doce de la noche… No tenían por qué molestarse.
- No es molestia.
¿Está todo bien ahí?
- Sí, claro. ¿Por
qué pregunta?
- No… Nada… Bueno,
sí. Es que se oyen risas de mujeres desnudas…
8 comentarios:
Maravilloso relato!!!
Gracias por pasar y comentar, Fani Gay.
Muy bueno. Me hizo reír.
Gracias Unknown.
Era la idea.
Abrazo.
Muy buena historia como siempre genial, me he podido reír muchísimo muchas gracias por compartirla
Saludos
Leonardo
Gracias Leonardo.
Muy generoso, como siempre.
Abrazos.
Es raro como el cyberespacio se llena y desborda de contenido inútil, y aun asi, llegamos a estos puertos. Muy agradable relato. Me llevo (con su permiso) la imagen de la risa desnuda.
La risa desnuda está aquí para los que quieran llevarla.
Gracias por pasar y dejar tu comentario.
Saludos!
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