sábado, 10 de octubre de 2009

Salir o no salir del closet

- Es un mago con las palabras. Cuando te cuenta algo, lo que sea, una película, un libro, una salida de viernes por la noche, un recital, te pinta un abanico de imágenes que te abre la cabeza de manera que te deja a punto de volar. Si no, leete lo que escribió de la última de Almodóvar en la SOY, aunque no la firme, es fácil ver que es de él.
- Sí, leí algo que me pasaste de él. Y coincido. La SOY todavía no la leí. ¿Entonces en qué punto no estás de acuerdo con él?
- Él sostiene que no existe la obligación de salir del closet. Que cada uno puede hacer lo que quiera, y en eso estoy de acuerdo. Cada uno hace lo que quiere o lo que puede, no? Pero hay una cierta solidaridad que creo que podemos ejercer y que no hacerlo nos deja como en falta.
- No concuerdo. Yo nunca lo hablé ni con mis viejos ni en el laburo y no me hace sentir en falta para nada. Además Nene, vos sos un poco un extremo. Parece que tuvieras una necesidad imperiosa de desparramarte ante los ojos de todos sin reservarte nada. Ahí coincido con tu amigo Diego. No tenemos la obligación de salir a decir que somos putos a los cuatro vientos.
- Te lo respeto, pero no lo comparto. Pienso en los miles de personas que se mueren de tristeza por no poder ponerle nombre a lo que sienten, por no poder hablar con nadie de lo que les pasa, por no poder concretar sus fantasías de amar y ser amados de la manera que les plazca porque seguimos estando estigmatizados en la sociedad, incluidas las más abiertas y mas gay friendly. Cada vez que salgo en una nota, pienso en que le llegará a alguien que se puede identificar y darle una mínima esperanza de que puede ser feliz. Y en realidad pienso en mí, que hasta los cuarenta era uno de los que sufrían en silencio.
- Lo tuyo parece una especie de cruzada.
- ¿Y si lo fuera?
- Bueno, no te rayes, era un comentario. Dale, terminá de contarme la película, que te desviaste con lo de tu amigo y no terminaste.
- Como te dije, casi toda la peli es un bajón. El pibe no se anima a hablar con sus padres porque un primo, que era gay, se lo contó a los padres y lo echaron de la casa y se murió. Y él no quería dejar de ver a los padres. Un poco lo de siempre. Pero los padres se enteran igual, y al final se puso complaciente y casi que el desenlace es más rosa que floricienta.
- ¿Cómo se llama?
- ¿Qué? ¿Para no verla?
- No bolas. Me interesa.
- Una cuestión de amor, francesa. Pero insisto, si no lo decimos, nunca vamos a dejar de ser invisibles. Y no nos da derecho a reclamar nada. ¿Vos la casa la compraste a medias con tu gordo?
- ¿Sí?
- ¿Y qué pasa si uno de los dos muere?
- Nene, mirá las cosas que pensás.
- De lo único que estamos seguros en esta vida, es que vamos a morirnos.
- Tenés razón. Hicimos un documento, como una sociedad de hecho.
- Un subterfugio. Un ocultamiento más. Si la ley nos permitiera casarnos como cualquier hijo de vecino, no necesitarías reaseguros. Y la única manera de que las leyes avancen es visibilizándonos. Porque el diez por ciento de la población no es poca cosa.
- ¿Seguís pensando que somos tantos?
- Sí. ¿Vos no?
- No sé.
- Yo creo que sí. Hoy, después de ver la peli, busqué el texto de Carlos Jáuregui, ¿te acordás?
- No. ¿Cuál?
- Esperá. Lo tengo acá en la compu. Dice: “tenemos que decirlo: nosotros no creemos que los gays y las lesbianas tengamos un derecho a callar que somos gays y lesbianas.” Fuerte.
- Sí. Pero igual yo no pienso decírselo a mis viejos, ni blanquearlo en el laburo.
- Está bien, es tu derecho…
- No seas guacho.
- Soy. ¡Qué loco! Dije soy otra vez. En la última SOY como respuesta a un mail de un pibe de 18 años que no sabe cómo salir del closet, llegaron una pila de mails de chicos a los que les pasa algo parecido, de gente que propone, al menos, encontrarse todos en un lugar. Bueno, eso es lo que trato de hacer cada vez que accedo a dar una nota. Que otros sepan que existen espacios para personas como nosotros.
- Bueno Nene, te dejo. Está un poco denso hoy. Después te llamo.
- Ok, besos, para vos y el gordo.
- Otros para ustedes.

5 comentarios:

Diego Trerotola dijo...

Franco, como el tema da para más de un comentario largo, sólo aclaro que estoy en desacuerdo con cualquier política de obligatoriedad sobre las expresiones de las personas, sea la de salir del closet como de cualquier tipo. Las organizaciones glbt tienen que garantizar la posibilidad de que la gente pueda salir del closet sin riesgo, en eso sí estoy de acuerdo: hay que buscar las formas para hacer que la sociedad no persiga, criminalice, etc. al que quiere expresar públicamente su orientación sexual o identidad de género. Nada garantiza la felicidad o el bienestar, ni hay que vender espejos de colores diciendo que una persona afuera del closet es necesariamente más feliz que otra que está adentro: efectivamente a algunas personas les va bien afuera, a otras no, y el bienestar no depende exclusivamente de eso, claro. La idea de la promoción del coming out como forma superlativa y obligatoria del activismo puede ser muy terrible: estar obligado a salir del closet puede ser tan asfixiante como estar obligado a estar adentro. Cada persona es una situación particular y eso se debe contemplar al pensar políticas comunitarias de la diferencia.
Todo esto sin contemplar cuestiones más ligadas a concepciones problemáticas sobre la "identidad" que implican asumirse como gay o lesbiana o trans o bisexual o intersex, que mejor se las dejamos a Judith Butler y otras personas que las desarrollaron muy bien.
Saludos,
dt

Diego Trerotola dijo...

Ah, me olvidaba, el texto sobre
Almodóvar está firmado en la edición en papel, el encargado de subir los contenidos a la web se olvidó de poner mi firma en el sitio de Soy.
Gracias por lo que decís de mi escritura.
Abrazo,
dt

el osculador dijo...

Me interesó el díalogo. La manera que cada uno defiende su postura ante el tema.

En cuanto al tema de salir o no del closet. Mis familiriares no saben de mi condición. Mi homosexualidad es parte de mi vida privada y allí queda. Nunca sentí la necesidad de expresarlo públicamente.

Diego: fue un verdadero placer leer tu último texto de "Soy". Felicitaciones.

Saludos y abrazos, Franco.
Roberto.

Osofranco dijo...

Los personajes que participan del diálogo, y los que son citados, pueden ser reales o ficticios. No importa. Pueden reflejar o no el pensamiento del autor.
Lo que me parecía interesante era mostrar diversos puntos de vista (y vivenciales) frente a un tema de nuestra cotidianidad.
Cada uno hace lo que quiere y lo que puede. Pero no deja de ser un tema presente en el interior de cada uno la elección de la actitud que toma.
Pensé mostrarlos así, de modo que si alguno está pensando el tema, pueda cotejar posturas.
El aporte de Diego es esclarecedor: nada garantiza la felicidad o el bienestar.
Lo que este blog no pretende es vender espejos de colores. Solo pensar en público y, si de algo sirve, contar experiencias que ayudaron a otros.

Diego Trerotola dijo...

Franco, nunca dije, o nunca quise decir, que este blog vende espejitos de colores (aunque si alguna vez te hacés artesano, capaz que te compro alguno). Justamente, de lo que hablo es de cierta tendencia del discurso activista, que muchas veces idealiza ciertos proyectos políticos, que no son más que eso, un proyecto que puede derivar en situaciones muy diversas, por más que la base sea buena y tenga como objetivo el bien de toda una comunidad.
Roberto, gracias por lo que decís de la nota. Ya lo dije más de una vez, pero no me cansa repetirlo, qué milagrosa que es tu historieta-folletín, disfrute puro... Gracias por la generosidad.
Abrazos,
dt