martes, 21 de febrero de 2012

Gordo puto en Orsai




Pensé titular este texto: De cómo me enamoré de Casciari. Pero imaginé las malas interpretaciones que podrían hacerse al respecto y lo cambié por el que aparece en el encabezado.

Y este post no se trata de que su autor (o sea yo) haya quedado fuera de juego en una de sus andanzas que involucran gordos hermosos, sino que en la última edición, la número 5 de la Revista Orsai, se publica un texto con su (mi) firma.

A Hernán Casciari lo descubrí de casualidad. A comienzo de los años 90 yo colaboraba con un periódico de Luján (Buenos Aires, Argentina), donde vivía, y hasta allí llegó un distribuidor de una curiosa revista: La Ventana. Con los amigos de aquellos años nos hicimos fanáticos de aquellos textos desopilantes intercalados con investigaciones serias. Y es que los textos desopilantes siempre parecían anécdotas mejoradas, donde impecables giros dramáticos te dejaban sin aliento.

En el staff de la revista, que se editaba en la ciudad de Mercedes –distante pocos kilómetros de Luján-, figuraba el nombre de Hernán Casciari. Para nosotros, entonces, un total desconocido.

Fue un año después de conocer la revista que recibimos una invitación para escribir allí. La propuesta: abordar temas policiales resonantes y sin resolución o con resolución dudosa. La propuesta era más que tentadora, pero el riesgo era mayor. Ante nuestra reticencia, el editor nos ofreció que firmásemos nuestros textos con pseudónimo, que él asumiría la responsabilidad. Aceptamos y fue así que nació el periodista Domingo Blajaquis. Se publicaron los primeros textos, escritos por otros de los periodistas del grupo, sobre asesinatos que involucraban a las dos ciudades.

Mi fuerte no era escribir policiales, pero llegó una sugerencia que no pude rechazar: nos pedían que escribiésemos sobre el asesinato de un cura que había sido párroco en Luján (ciudad que pertenece a la diócesis de Mercedes) y cuyas implicancias señalaban hacia la curia local de manera insistente. Y yo era –de aquel grupo- quien más conocía sobre el tema.

Se cumplía el primer año del crimen y no había ninguna novedad en la causa. Escribí lo que yo sabía y lo enviamos. La revista lo publicó completo. Tuvo buena repercusión y me pidieron una segunda parte. Esa continuación fue tapa de la edición y parte del texto se leyó al aire en Radio Del Plata de Buenos Aires. Las repercusiones aumentaban y pidieron la tercera parte. Y luego la cuarta.

A esa altura ya visitaban la ciudad policías encubiertos que buscaban al tal Blajaquis. Pero me estoy desviando del tema de este post.  Algún día contaré completa esa historia.

Poco tiempo después fui hasta Mercedes por otros motivos y decidí pasar por la dirección que figuraba en la revista como redacción. Era una casa antigua. Y la redacción era el comedor de la casa, donde el dueño-editor estaba con su computadora. Y eso era todo. Al rato, llega un gordito de veinte y pocos años y me es presentado como Hernán Casciari.

De regreso a Luján, conversando con el grupo de amigos sobre la experiencia, concluimos que varios de los nombres que figuraban como colaboradores eran pseudónimos que usaba Casciari para llenar las páginas con sus historias geniales.

Algunos años después llegó el Chiri a vivir a Luján. Entró a trabajar en el periódico y nos hicimos amigos. Una tarde de sábado, mientras tomábamos unos mates en su casa, llega Casciari. Y ahí supe que eran amigos. La última vez que lo vi fue cuando vino a despedirse porque se iba a vivir a España.

Algunos años después, mi amiga Tere me manda un mail contándome que había descubierto un blog donde el narrador parecía que contaba las historias que yo le había contado algunos años antes cuando había descubierto a los Osos. Era el blogde Xtian. Por ese blog descubrí Orsai.

Era 2004 y el blog de Casciari tenía una sección muy original: El lomo. Allí todos los que tuvieran alguna inquietud para escribir sobre libros, cine, TV, internet podía simplemente solicitar una clave y comenzaba a publicar. Yo había completado un curso de crítica de cine en la escuela El Amante y estaba muy entusiasmado con poder publicar mis críticas. Mientras duró El lomo, publiqué allí mis críticas cinéfilas.

Seguí leyendo todo lo que surgía de la usina Casciari hasta la última aventura: La revista. Jamás pensé que podría publicar allí. Pero, una vez más, me equivoqué. La revista ya está distribuyéndose (en este momento está viajando a Europa) y mi texto –gracias a la generosidad de sus editores-  está allí.

El autor de este blog está feliz de estar en Orsai. Es decir, más feliz que puto con dos culos.



8 comentarios:

Lilián dijo...

bien!!!bien!!!!

Maco dijo...

Qué bien :)

Me colgué con lo de Blajaquis y los policías encubiertos y lo cortaste ahí!

Osofranco dijo...

Muchas gracias Lilián,

besos.

Osofranco dijo...

Gracias Maco :)

La historia esa es larga y la estoy escribiendo de a poco.
Hay un cura asesinado, sospechas de todo tipo, policías encubiertos, compra de influencias en los medios, expedientes que desaparecen, sospechas de tráfico de drogas en el medio, un silencio extraño de las personas más allegadas...
Algún día la voy a publicar completa. Posiblemente por acá.

Besos.

alexander dijo...

"Uno cosecha lo que siembra" simplemente los frutos de un trabajo bien echo, despues de todo sus textos son magnificos.

Osofranco dijo...

Muchas gracias Alexander.
Muy generoso tu comentario.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Posta Franco, siempre es un gusto leerte, loco.
¿¡van a publicar un texto tuyo en Orsai?! buenísimoooo.
A leerlo entonces.


"contento como puto con dos culos" escupí el monitor

Diego

Osofranco dijo...

Gracias Diego por tu comentario y por pasar siempre.

Lo lamento por tu monitor, pero disfruto que te haya hecho reir.

La revista ya está en distribución. Como ahora se imprime en Argentina, de a poco va llegando al resto del mundo. Acá (Brasil) llegó hace un par de semanas.

En breve voy a postear ese texto acá.

Abrazo!