El nuevo film de Ben Affleck como guionista-director-protagonista (quien ganara un Oscar por el guión de Good Will Huntig y que ya me había sorprendido gratamente con su trabajo anterior como director: Gone Baby Gone) se presenta como una policial de acción. Supongo que de allí la tentación de los distribuidoras tanto de Argentina como de Brasil de ponerle un título que no tiene nada que ver con la intención del guionista-director.

En este soberbio largometraje, Affleck pinta un lugar (Town= ¿Ciudad, País, Mundo?) de manera impecable e impiadosa. Sus personajes, absolutamente humanos, nos dejan dudar con ellos sobre la moral de cada situación. Y si bien los malos (en el film, los representantes de la ley) son siempre malos, los buenos (las víctimas, los marginales, los delincuentes) se permiten tener gestos de bondad sin ponerse colorados.

Notable reflexión sobre el mundo en que vivimos, que nos permite salir del cine y seguir hablando de los valores de la amistad, el amor, la justicia, la autoridad, la propiedad privada, la familia, los traumas de la infancia, las ausencias, las presencias, las responsabilidades, el síndrome de Estocolmo y muchos temas más.
Como toda fábula ésta también tiene una moraleja, dura, interesante. Pero no se preocupen, no voy a contar el final. Que cada uno saque su propia conclusión.
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