miércoles, 10 de noviembre de 2010

Atracción peligrosa - The Town

Decía Borges que todo buen cuento encierra en sí otra historia, aquella que va a dejar en quien lo recibe una huella inolvidable. El mismo Borges escribió sobre cine y literatura, como formas artísticas que se auto referencian. En Atracción Peligrosa (The Town) se puede comprobar cómo detrás de la película (cuento) hay muchas otras posibles lecturas y como su escritura es el fuerte que hace de ésta una gran película.
El nuevo film de Ben Affleck como guionista-director-protagonista (quien ganara un Oscar por el guión de Good Will Huntig y que ya me había sorprendido gratamente con su trabajo anterior como director: Gone Baby Gone) se presenta como una policial de acción. Supongo que de allí la tentación de los distribuidoras tanto de Argentina como de Brasil de ponerle un título que no tiene nada que ver con la intención del guionista-director.


Las dos películas de Affleck, además de ser muy recomendables, sufrieron con la traducción de sus títulos. La primera pasó de Gone Baby Gone a Desapareció una noche (en Argentina) y Miedo a la verdad (Brasil). A The Town, en ambos países se la llama Atracción Peligrosa, y el nombre no le hace justicia.
En este soberbio largometraje, Affleck pinta un lugar (Town= ¿Ciudad, País, Mundo?) de manera impecable e impiadosa. Sus personajes, absolutamente humanos, nos dejan dudar con ellos sobre la moral de cada situación. Y si bien los malos (en el film, los representantes de la ley) son siempre malos, los buenos (las víctimas, los marginales, los delincuentes) se permiten tener gestos de bondad sin ponerse colorados.


Envuelto en un formato claramente identificado con el cine de las superproducciones (impactantes persecuciones en auto, asaltos violentos, mucho tiro y explosiones, etc.) la película ahonda en los personajes que la pueblan y es en los permanentes primeros planos donde Affleck parece decirnos dos cosas: de ellos habla la película y –también- te los puse en primer plano, no podés no verlos. Centrada en un ladrón -muy inteligente- que se rodea de lo peor de su barrio y se enamora de su víctima, la historia nos permite conocer los motivos por los cuales cada uno es lo que es.
Notable reflexión sobre el mundo en que vivimos, que nos permite salir del cine y seguir hablando de los valores de la amistad, el amor, la justicia, la autoridad, la propiedad privada, la familia, los traumas de la infancia, las ausencias, las presencias, las responsabilidades, el síndrome de Estocolmo y muchos temas más.
Como toda fábula ésta también tiene una moraleja, dura, interesante. Pero no se preocupen, no voy a contar el final. Que cada uno saque su propia conclusión.

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