domingo, 30 de octubre de 2011

Un viaje



Después de mucho tiempo regresé a Buenos Aires a visitar familia y amigos.
Aquí algunas fotos.


Festejando el cumpleaños de Raul con mi familia.


Raul y Diego.


Cantando en casa de Edgar, en La Plata.


Con Cocoa, la cachorra de mis sobrinos Seba y Gise.


En casa de Alfredo.


En casa de Juan y Mariano, con calor.


Mi lugar a la mesa, para cenar con amigos en Luján.


Los amigos de Luján, vino mediante.


Encuentro con compañeros de secundaria (promoción 79).


En casa de Mario.


Con Raul.




Cena de despedida, en familia.

sábado, 22 de octubre de 2011

La vida es sueño (Parte 3 de 3)



Ahora estoy en Luján (donde viví por unos 15 años), con mis amigos.

Salimos del lugar en el que estamos, con el Checho, en el auto que tenía allá por el año 92 o 93, un Fiat 128, rojo. Vamos de camino, juntos, hasta la casa de Lili. Parece que llegamos y en realidad paramos en una plaza que queda cerca de la casa de Lili, pero no es el lugar al que nos dirigíamos.

Allí bajo del auto –Checho desaparece, el auto no- y entro en lo que resulta ser no una casa, sino una capilla.

Dentro de la capilla está mi madre que, con total naturalidad, me pregunta:

- ¿Cómo es ser gay, hijo?

(Nota del Autor: mi madre sabe de mi orientación sexual, pero jamás saldrá de su boca la palabra gay, ni preguntará de modo alguno por nada relacionado al término y todo lo que éste involucra.)

Yo quedo un poco perplejo ante la pregunta y me hermana mayor (gracias Susana), se apresura a decir:

- Dejame a mí. Yo se lo explico.

Allí, en el espacio que hay en las iglesias entre la primera fila de bancos y el altar, comienza una representación al más puro estilo diva de ópera. Y con una voz muy aguda, pero que no deja entender nada de lo que dice, le canta a mi madre – y a todos los presentes – lo que ella entiende por: “cómo es ser gay”.

Cuando termina todos aplaudimos y yo le digo:

- Gracias. Pero no se entendió nada. Tu voz está muy rara.

Entonces, muy sonriente, me responde:

- Debe ser por esto.

Y comienza a sacar de dentro de la garganta una plata entera de maíz, de unos dos metros más o menos de altura, con sus choclos listos para la cosecha.

Desperté.

Bueno basta.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La vida es sueño (Parte 2 de 3)


Dos

Ahora yo viajo en un tren que ingresa a un túnel.
Los planos generales muestran un paisaje bucólico.
Mucho verde. Montañas, lagos, cielos límpidos.

El tren está muy lleno de pasajeros. En el compartimiento en que estoy hay mucha gente.

En el siguiente plano (recuerden el carácter cinematográfico de mis sueños) estoy en un vagón-casino, jugando ruleta. Todo el mundo vestido tipo película de James Bond: mucho esmoquin para ellos y vestido largo para ellas. Igual que en el plano del compartimiento, hay demasiada gente. Todos con sus copas de champaña en alto, para no derramarla al chocarse con los otros pasajeros.

Entonces miro por la ventanilla. El paisaje pasa veloz hasta que se detiene en un lago. El plano entonces muestra desde el interior del tren en movimiento una especie de isla que hay en el centro del lago. Sin cortes -al más puro estilo Campanella, en la escena del estadio de El secreto de sus ojos-el plano sale del tren y se va acercando a la isla.

De cerca, la tal isla, no es tal. Son muchísimos animalitos unos encima de otros, formando una montaña. La cámara se detiene y muestra en detalle a los animales son una mezcla transgénica de chancho con conejo: cuerpo y cara de chancho, orejas de conejo.

Yo me acerco (¿flotando?) a ver esas criaturas dignas del Dr. Moreau y entonces uno de los engendros, al más puro estilo de boa cerrada del Principito, se traga a otro de los engendros que estaba a su lado.

Por suerte, desperté.



To be continued…


lunes, 3 de octubre de 2011

La vida es sueño (Parte 1 de 3)



Hacía rato que tenía ganas de contar algunos sueños (para deleite de mis lectores freudianos ortodoxos), y una entrada en el blog de mi amigo Edu Pamp me hizo decidir.
Comienzo por el más reciente, para no olvidarlo.

Uno

Mi hermana mayor estrenaba su última pieza de teatro (como autora, directora y protagonista) y nos regala entradas a mi hermana menor y a mí. Ya en la fila nos encontramos con los tres kilómetros de cola que había para la entrada del Rock in Rio el día del Heavy Metal. Con paciencia nos disponemos  a esperar cuando un seguridad nos hace pasar a una especie de VIP.  Y justo detrás nuestro cierra.
Subimos una escalera de peldaños de madera y al llegar a la cima, en una especie de taquilla, nos piden documentos y otros datos absurdos tratándose del ingreso a un espectáculo, como, por ejemplo, ocupación. Mi hermana menor, Ana, molesta, saca de su cartera una foto –demasiado grande hasta para una cartera de mujer-donde está vestida con ropas más que insinuantes y mostrándosela a quien le pedía la información, responde:
-  Yo trabajo de prostituta.
 Yo no voy a responder eso, es un abuso. – digo a mi turno.
En el siguiente plano (mis sueños son muy cinematográficos), estoy en el escenario (robándole el momento a mi hermana mayor, perdón Susana). Es un dormitorio donde hay una gran cama matrimonial. En ella estoy yo junto al actor Jayme Periard y la mismísima presidenta CFK.
Le explico a la presidenta que a mí me gustan los hombres, que no es nada personal, que no lo tome como un desprecio. Y  cuando ella sale de la cama, dedico toda mi atención al actor.
Pero antes de que pase algo interesante (solo consigo acariciarle la panza - y eso que usaba una de esas camisetas sin mangas que son de lo menos eróticas-), cambia el  plano de mi sueño teatral-cinematográfico y estoy sentado a la mesa (en el mismo escenario) con la Cris y un cura, muy delgado, de pelo corto y gris y camisa negra con cuellito…
La presidenta apaga las luces de escena y abre la persiana de una ventana (que está en una de las paredes laterales del escenario) y la vista me muestra que estamos a una gran altura y una ancha autopista, por la que avanzan autos a gran velocidad,  llega hasta la ventana.
Aparece en escena un muchacho de unos veinte años. El cura, después de anunciar que tiene solo 57 años,  pide disculpas, y aclarando que debe irse con su hijo que acaba de llegar, hace mutis por el foro.
Ahí (por suerte) desperté.

To be continued…