- Yo podría estar entre los demandantes en La Haya.
- ¿De qué demandantes hablás?
- Los que están demandando judicialmente a Benedicto XVI y sus secuaces de la iglesia romana, acusándolos de haber cometido crímenes de lesa humanidad.
- ¿Te parece Nene? ¿Vos qué tenés que ver?
- Los acusan de, esperá, te leo, tener “responsabilidad directa, por haber tolerado y hacer posible el camuflaje sistemático y extenso de violaciones y crímenes sexuales contra niños en el mundo entero". Digo. Yo era menor de edad cuando tuve la historia con el cura alemán.
- Sí. Pero a vos te gustaba.
- ¿Qué tiene que ver el culo con la mermelada?
- ¿Qué decís?
- A mí me gustaba, claro, pero él era el adulto. Además el otro cura, el viejo que lo trajo a su parroquia, sabía que el cura que estaba trayendo había tenido otras historias y problemas con menores en más de un país de Europa. Eso me lo contó el propio cura alemán.
- Ahí es otro cantar. Un cura, que trae otro cura, que ya había tenido sexo con menores. Es como un plan sistemático: cura pedófilo, lo cambiamos de lugar y listo.
- Parece... Pero cambiemos de tema mejor. Me regalaron para mi cumpleaños un libro de lo más interesante.
- Contá, dale.
- El libro aborda temas de los más variados, de lo policial a las historias románticas, pasando por historias de viajes y demás. Un buen libro de cuentos. Lo extraordinario es el autor. El tipo escribió entre el 1900 y 1920, de sus 20 a sus 40 años. El detalle que escribía acá en Rio de Janeiro, que había abolido la esclavitud hacía poco más de una década y él era mulato. Ya todo un tema. Pero no solo era mulato, además, era anticlerical, gordo y homosexual.
- Bueno, no las tenía todas con él, ¿no?
- Para la sociedad de esa época no, claro. Para mí está perfecto, je. ¡Todas virtudes! Era todo un personaje. Trabajaba en un diario y salía al atardecer de la redacción. Cuando ya era famoso se juntaba un grupo de gente en la puerta del diario para esperarlo salir. Él, para provocarlos se vestía de la manera más llamativa posible. En 1900 salía vestido con trajes de colores chillones como para no pasar desapercibido. La gente que lo esperaba en la vereda, cuando salía empezaba a gritarle: “Bicha, bicha”. Que es algo así como “Maricón, maricón”. Y él, de lo más contento. Además, como era un escritor y periodista polémico confrontaba con todo el mundo y cuando sus detractores querían atacarlo le decían cosas como “montaña de grasa con ojos”.
- ¿Cómo se llama?
- Se lo conoce por uno de sus pseudónimos, João do Rio. Su nombre era Paulo Barreto, pero firmaba como con diez pseudónimos diferentes. El más conocido es con el que pasó a la historia. Además, por su pluma filosa, logró finalmente ser aceptado en los exclusivos círculos de la clase alta vernácula y sus cuentos retratan con una crueldad tremenda los ámbitos que lo recibían. Además, era de los que frecuentaba tanto el jet set de la época como los lugares más sórdidos buscando material para sus historias. Pasaba de los salones elegantes de la alta burguesía o los alrededores del puerto buscando encuentros escabrosos, sin escalas.
- Interesante. ¿Estará traducido algo al español?
- Ni idea… Mientras lo leía me acordé de un amigo que conocí en Buenos Aires hace unos diez años, Carlitos. Un personaje. Fue el que me hizo el primer puti tuor por la ciudad.
- Puti tour, ¿qué es eso?
- Yo vivía en Luján, ¿te acordás?
- Sí.
- Bueno. A poco de comenzar a frecuentar las fiestas de Osos en Buenos Aires me hice amigo de Carlos y una tarde fui a encontrarme con él y me llevó a conocer todos los lugares gays: bares, restaurants, zonas de yire, etc. de Buenos Aires. Todo se circunscribía a la zona norte de la ciudad. Ese era su tour por el putódromo de la ciudad. Cuando le pregunté si no había otros circuitos, que no fuesen en zonas elegantes, me respondió: “No tengo idea. Y si hubiera, no iría, porque a mí los pobres, me dan gases”.
- ¡Qué aparato!
7 comentarios:
Muy bueno el relato, y ni hablar del remate de "a mí los pobres, me dan gases”.
Impresionante!!!
Muchas gracias Rubén.
Un abrazo a la distancia!
Franco
Al fin una nueva entrada, cuatro meses (y tres días) de abstinencia es mucho tiempo.
Me encantó el relato y me dieron ganas de buscar información sobre este periodista que nombrás y si es posible alguno de sus relatos.
GOOGLE ALLÁ VOY...
Gracias por el comentario (aunque no sé tu nombre).
No hay mucho sobre el autor.
El libro que leí es una antología de sus libros de cuentos.
No encontré información sobre traducciones (salvo un libro de crónicas traducido al inglés).
Si leés en portugués, en internet hay cosas.
Abrazo.
Ahora no bailo por los gases, los pobres ya han sido asimilados , en esta crisis mundial, no hay barreras que nos separen. Pero bailar con cualquiera, eso si !! no lo permito!
En fin lejos de lo escatologico. Me da mucho gusto formar parte de la memoria de Franco!
Un beso Pastura!!!! Y gracias por hacerme parte de tu historia!
Carlos
Ja, ja,ja,
Carlos, el mejor humor siempre.
Gracias por pasar y comentar.
Besos a la distancia!
Muy bueno el relato y es agradable tenerte de vuelta después de una ausencia prolongada, me interesa mucho el tema como se llama el libro de crónicas en ingles? porque mi portugués es malo, malo.
Un abrazo
Leo
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