Una tarde de domingo, de esas en que se puede hablar de cualquier cosa porque el tiempo no tiene ninguna prisa, nos preguntábamos con Raul en que tiempo nos hubiera gustado vivir si hubiéramos podido elegir. Ninguno de los dos prefirió el tiempo que nos tocó vivir. Y los dos coincidimos en que nos hubiera gustado nacer cerca del fin del siglo XIX. Si alguien pudiera seguir nuestras conversaciones cotidianas, seguramente se preguntaría por la obsesión de traer permanentemente el pasado a la charla.
Esta tarde, en el prólogo de un libro de Haroldo Conti, leía que “la memoria es más que un homenaje, más que una celebración, más que una salvación… recordar es más que recordar”. Con Raul recordamos de esa manera.
Ayer, al regresar de visitar a su madre –de 84 accidentados años- Raul pasó por el video y trajo algunas películas. Me ofreció que elija la primera que veríamos. De todas me llamó la atención ”La culpa la tiene Fidel”(2006), de la realizadora francesa Julie Gavras (hija del genial Costa-Gavras, el de Estado de sitio, Z, y tantas otras). No me equivoqué. La película está muy bien. Aunque el planteo en un punto se parece al de Kamchatka, de Marcelo Piñeyro, de 2002: La mirada de un niño/a hacia un mundo politizado y complicado. Pero la década del setenta, Allende en Chile, el recuerdo del tan cercano mayo francés crearon una atmósfera en la que, con Raul, siempre nos sentimos a gusto y la charla se prolongó en los detalles en el modo en que cada uno de nosotros vivió aquellos años, él en Brasil, yo en Argentina.
Más tarde Raul eligió la segunda. “Hace tanto tiempo que te amo”, otra francesa, de Philippe Claudel. Un drama con ribetes policiales, donde todo el tiempo parece que va a suceder un improbable asesinato. Las protagonistas, dos hermanas, en un momento del relato van a pasar el fin de semana con amigos a una casa en las afueras de la ciudad en que viven. Luego de compartir juegos, charlas, lecturas, comidas, etc., se reúnen al atardecer junto a una fogata en el parque de la casa. En el preciso momento en que vi el plano en que uno de los intérpretes con su guitarra está cantando junto al fuego me fui con el pensamiento a años pasados y Raul dijo: “Era así en Luján, no?” Se ve que tantas veces le relaté aquel tiempo, que de solo ver un plano, los dos coincidimos en el mismo recuerdo, aunque él nunca estuvo en una de esos momentos. Y la respuesta fue: sí, así era, o al menos así es el recuerdo que tengo.
Yo creo que él piensa que yo añoro esos años. Fueron buenos. Pero no cambio mi presente con él por ningún perfecto atardecer junto al fuego cantando con amigos de los años en que él no estaba.
4 comentarios:
Wow!!! Me encanto ese ultimo fragmento... No existe algo que te haga mas feliz cuando estas enamorado, que el maravilloso presente. Besos y felicidades, disfruten el amor porque es eterno...
Hay una frase de un poeta brasilero, Vinicius de Moraes, que dice que el amor es etrno mientras dura. Raul reniega de esa afirmación. Yo lo acompaño. Gracias por comentar.
Tus historias son fantásticas , he encontrado este lugar por "azar" gogleando desde mi sitio de empleo << hombres maduros>> en hora buena! . En verdad disfruto leyendo cada letra, mi mente se transporta a aquel tiempo y las emociones se hacen presente.
No sé si quizá te este elogiando de más por ser el primer blog de este tipo que leo o quizá porque logras plasmar tú esencia en cada entrada. Sea cual sea el caso me agrada.
Siendo condescendiente con esta entrada, te contare que yo fui bendecido al nacer en los 90, vaya que es una sorpresa leer que alguien añore esta época, pues para mi realmente no existe ninguna diferencia (es lógico, aún no he logrado viajar en el tiempo, ni hacer las respectivas comparaciones.
No quiero extenderme de más, espero seguir leyendo tu blog y quizá comentando una que otra entrada, espero no ser del todo intenso.
Pd: anhelo llegar a aquella entrada donde dirá” mi libro fue publicado, acá esta los lugares donde se puede comprar”
Un abrazo
Un lector más
Hola Andrés, muchas gracias por tu comentario.
Me alegra que disfrutes los textos.
Y me alegra que me sigas leyendo.
Un abrazo!
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